domingo, 10 de julio de 2011

¿y yo qué pinto aquí?

Pues soy la sufrida mujer del artista, o sea, de Jose, y se me ha ocurrido escribir sobre él y sobre lo que hace. Por supuesto, no le ha parecido mal porque, como buen artista qué es, tiene el ego bastante subido y le encanta que hablen de él y de su obra.
Os quiero aclarar que no soy la típica mujer enamorada del artista y creador en vez de de la persona, en realidad soy una analfabeta artística, que conste que no me siento orgullosa de ello, pero es cierto. Me emociona más el aroma de un buen jamón que una obra de arte, es la triste realidad. Eso no quiere decir que no me puedan gustar ciertas obras pero, cuando vaya comentando en el blog las obras de Jose, no esperéis sesudos análisis cargaditos de palabras "de veinte duros" como decíamos en mis tiempos, os contaré cómo la veo yo, si me gusta y porqué y cómo he vivido el proceso hasta verla terminada.
Y cuando hablo de vivir el proceso, es literal, porque por desgracia ahora mismo, Jose es un artista sin taller y, a veces, el saludo al llegar a casa es -¡nó pises eso que está fresco!- o -¡qué los niños no toquen el cuadro de la pared!- o -¡no te preocupes que ahora recojo los botes y pinceles del lavabo!...¡y que no los toquen los niños que hay pigmentos tóxicos!-


Así que este es mi plan, ir poniendo fotos de sus obras y comentar lo que me vaya pasando por la cabeza. No hay ninguna garantía de que, al final, la historia no vaya por otros derroteros y acabe contándoos cualquier chorrada pero bueno, habrá que correr el riesgo.También podría pasar que le guste tanto la idea que me acabe mareando - ¿por qué no pones esta foto?- deberías comentar esta obra- no pongas eso que no salgo muy bien- bla, bla, bla... si me agobia mucho lo dejo...el blog, no a Jose.

Para ir entrando en materia una foto del artista en su anterior taller, o sea, el salón de nuestra casa anterior en el mejor barrio de Donosti, Egia.


¿qué se puede comentar de esta foto aparte de lo bueno que está el artista? quizá que ese salón tenía una luz preciosa, a las plantas les encantaba y a mí también, si no hubiese sido un sexto sin ascensor es posible que todavía siguiesemos en esa casa